La ciudad alta, en catalán “dalt vila”, se refiere a la adoquinada y antigua ciudad de Ibiza. Grandes portones de madera, mucha piedra y tesoros ocultos. La visita a esta parte de la ciudad significa meterse de lleno en la más antigua historia de las Islas Pitusas, así que cálzate cómodo, y abre bien los ojos, no te querrás perder nada.
La puerta principal de la ciudad está protegida por dos estatuas romanas, Ses Taules es la puerta por la que pasaron fenicios, griegos y romanos, y por la que puedes empezar tu visita. Llegarás hasta el patio de armas, la plaza de la villa.
Entra, sino, por Portal Nou, y te recibirán los fantásticos palacetes de estilo gótico, con unos grandes portones de madera que dejan entrever la planta baja de la casa, siempre de gran belleza y riqueza artística.
El arte, además, tiene lugar en sus galerías de arte, sus restaurantes de magnífica cocina, y en los eventos culturales locales que tienen lugar en la Isla. Se respira historia y cultura por todos los poros de las viejas piedras que conforman Dalt Vila.
No es de extrañar que el tránsito, en el interior de la muralla, sea casi inexistente, limitado a los residentes del barrio y a los servicios hoteleros que hay en el interior de la muralla. El paseo por la historia de Ibiza se acompaña de tus pasos sobre el silencio más solemne.
La muralla, de reconstrucción renacentista, fue una defensa de España contra Francia, y otros conquistadores. La Isla de Ibiza no sólo es estratégica bélicamente hablando, sino que fue anhelada por su belleza.