Entre Ibiza y Formentera hay muy poca distancia, las islas hermanas, llamadas Pitusas, comparten la belleza de su entorno, la pureza de sus aguas, y la hospitalidad de sus gentes. ¿Cuál es la diferencia? Hace falta ir a Formentera para descubrirlas, pero aquí te contamos algunas.
Formentera es la hermana pequeña de la Isla de Ibiza, una hermana pequeña pero bien hermosa. Su naturaleza se mantiene muy viva, preservada por leyes y organizaciones que luchan por su supervivencia, pero sobre todo por los habitantes de la isla que ven en su hábitat algo más que belleza.
El agua en Formentera viste de un atrevido color azul celeste, aguas claras y cristalinas depuradas naturalmente por unos bancos de algas poseidóneas que purifican y dan vida al entorno.
Además en Formentera existen unas preciosas salinas que, desde que llegues con tu Aquabus podrás ver, otorgan a la isla una personalidad única. Formentera tiene carácter.
La arena de las playas es fina, blanca, y cuando los bañistas se tumban en ella se olvidan de todos los males que existan en el mundo. El magnetismo que transmiten las costas de la isla de Formentera parece casi mágico.
Mágico es también el faro, famoso él, que todos los visitantes de la isla deben admirar al menos en una de sus puestas de sol. Los hippys, algunos incluso famosos artistas, apreciaron en las puestas de sol de Formentera uno de los espectáculos más bonitos de todo el Mediterráneo.
Aquabus te lleva a Formentera todos los días hasta el 31 de este mes. Sale de Ibiza Puerto, o de Playa d’en Bossa, y sus precios son a partir de 9,50 EUR