El mar ha tenido una importancia vital en la configuración de la sociedad ibicenca en general. Dos claros ejemplos son los barrios de la Marina y sa Penya en la capital, que han mirado siempre al mar pese al que el paso de los años ha ido cambiando su esencia desde la Edad Media.

Muy cerca de las barcas de Aquabus crece la Marina, la parte marítima del núcleo histórico de Ibiza y que ha sido históricamente una zona de pescadores. Sin embargo, durante la última década del siglo XX se configuró como uno de las zonas más cosmopolitas y de mayor diversidad cultural de Balears. Tiendas de moda y negocios de ocio y restauración conviven en paz con los vecinos, que continúan con su rutina forjada durante décadas por las estrechas callejuelas del barrio. Un punto también en el que confluyen cultura e historia, con el Mercat Vell (frente al portal de ses Taules que da acceso a Dalt Vila) o la iglesia de Sant Elm, construida en el siglo XV, en su interior.

Sa Penya no ha sido el barrio por excelencia de los ibicencos los últimos años, ya que la ocupación de casas por parte de familias con pocos recursos lo convirtió en poco seguro a según qué horas del día. Sin embargo, en la parte más baja de su corazón late modernidad y adaptación a los nuevos tiempos a mil pulsaciones por segundo. En sus calles se han instalado algunos de los bares gays de mayor popularidad. La Casa Broner, la que fuera residencia del arquitecto Erwin Broner, ha sido convertida en museo por el Ayuntamiento y es una de las visitas obligadas en la zona, que vive bajo la atenta mirada del baluarte de Santa Llúcia.

Dos zonas que consiguen verse en poco tiempo y con mayor comodidad gracias al servicio de ferry de la naviera Aquabus, que permite a los visitantes disfrutar de Ibiza desde todos los puntos de vista, ya que conecta las zonas más importantes del municipio de manera rápida y eficiente.