Si al encanto de la isla de Ibiza le sumas las maravillas que le rodean, este destino gana más puntos (si cabe) en tu lista de próximos lugares para visitar en vacaciones. Nos referimos en este caso al islote de Es Vedrà, formado por el Parque Natural de Es Vedrà, Es Vedranell y els illots de Ponent. Se encuentra en la parte suroeste de Ibiza, enfrente de la popular Cala d’Hort -famosa entre otras razones por las vistas a este islote-, en el pueblo de San José.

Este espacio, considerado reserva natural desde 2002, es especial en todos sus sentidos. Una de las muchas razones que le hacen exclusivo es su acceso restringido, limitado únicamente a la vía marítima, en embarcaciones de uso privado y con la concesión de diversos permisos. Es Vedrà tiene una altura máxima de 385 metros, y hace siglos estaba unido a la isla de Ibiza, hasta que las fuerzas de la naturaleza quisieron que siguieran caminos separados.

No faltan las leyendas que giran en torno a este hermano pequeño de Ibiza: hay quienes aseguran haber visto ovnis y luces extrañas en sus alrededores; otros, quién sabe si más o menos realistas, achacan estos avistamientos (siempre en tono de broma) al consumo de alucinógenos por parte de la comunidad más bohemia de la isla. Algunos pescadores afirman haber contemplado luces acercándose a sus barcos, y varios buceadores hablan de fuertes sonidos metálicos que escucharon mientras se encontraban sumergidos.

Expertos en fenómenos paranormales han puesto nombre a estos hechos, sugiriendo que Es Vedrà forma parte de la versión española del “Triángulo de las Bermudas” del Atlántico, junto con el peñón de Ifach en Alicante y la costa suroeste mallorquina. Se habla de una irradiación muy potente consecuencia de la separación terrestre con la isla de Ibiza, y que muchos comparan con el magnetismo de las pirámides de Egipto o de las piedras de Stonehenge.

Es tal la creencia popular en este asunto que hasta un avión que volaba desde Mallorca hasta Tenerife en 1979 forzó un aterrizaje en Manises (Valencia) alegando que les había perseguido un ovni con luces rojas durante 8 minutos; después se reveló que esas luces eran paracaidistas con linternas realizando una intervención radiofónica para un programa de RNE.

Parte de estas leyendas populares se han alimentado de los testimonios del Padre Palau, un misionero que permaneció largas temporadas meditando solo en el islote. Los escritos del religioso que fundó el pueblo de Es Cubells, reflejaban, entre otros fenómenos paranormales, apariciones marcianas.

Otra leyenda referente, esta vez, a seres humanos, es la que decía que Es Vedrá “nunca podrá ser escalado”, pues quien osase a intentarlo y lograse hacer cumbre “cambiaría al instante de sexo”. Dos hombres fueron los primeros en hacerlo el verano de 1950, sin cambios en su fisonomía pero sí con una gran satisfacción en sus cuerpos.

Más allá de todas estas historias que alimentan el interés por conocer este islote, cabe destacar la riqueza ecológica de Es Vedrá, caracterizada por poseer especies endémicas tanto en flora como fauna. Existe además una importante colonia de cabras, único animal que puede adaptarse con facilidad a la orografía de una zona tan rocosa.

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