Suena el despertador, miras el reloj con desgana, y entonces recuerdas que has de preparar la comida para los peques, saltas de la cama, el frío del suelo te quita más aún las pocas ganas de salir que tenías, y entonces entras en la cocina esperando que el café te saque por fin de esas ganas de no ir a trabajar sino de dormir en tu cama y soñar.

Formentera es un lugar estupendo para que te olvides de tu rutina, entres en contacto de nuevo con la naturaleza y, aunque sea sólo por unos días, regreses al origen del que todo venimos.

La playa del Migiorn, por ejemplo, es una curiosa playa de aguas turquesas en la que se entremezclan vegetación y dunas en una sucesión de aromas mediterráneos embriagadores.

Los peques… ¡Ah sí! ¿Nos habíamos olvifado de ellos? Bueno, mejor no. ¿Qué hacemos con los peques?

Si tenemos pensado quedarnos varias semanas es posible apuntarlos a clases de vela, o a windsurf, o también buceo y navegar con kayak. No es peligroso, ya sabemos de la tranquilidad de las aguas del mare nostrum. Pero sino el Estanque del Peix es un lugar con total seguridad.

Si vamos sólo a estar unos días podemos organizar excursiones, picnics, o tranquilos paseos en bici. De hecho existen rutas infantiles que acaban en la cala Saona, una de las más seguras y tranquilas de la isla.

Una idea para que podáis disfrutar todos juntos de la experiencia del mar es la de alquilar una zódicac (no necesitan titulación y son sencillas de manejar) y dar un paseo por la costa. Incluso si os cogéis una neverita podréis tomaros algún refrigerio con los peques.